
El talento es eterno, sobre todo cuando se convive con él aunque no se sepa. Uno no sabe porqué reaparece cuando menos se lo espera o porque se muestra cuando se daba por perdido, pero el talento es así, caprichoso. Y de un capricho se trató el disfrutar de la vuelta del mismo en un derroche excelso de ambición, motivación, reflejo y altura, sobre todo altura, de un personaje ahora imprescindible para la escuadra rossonnera. El regreso del hijo pródigo, aún con derrota (les aseguro que es lo de menos) supone un punto de inflexión para el maltrecho orgullo transportista, pues es en definitiva el ínclito Vitamina eso mismo, la esencia del Transportes, para lo bueno y para lo malo pero sobre todo para el conjunto. Se disfruto del mejor Montoya, esta vez bajo palos (siempre firma actuaciones de libro bajo el arco) con una bateria de recursos sin parangón, manteniendo la porteria a cero, echándose el equipo a sus espaldas y volviendo a liderar la casi siempre ingobernable nave de Estefanía. Sus pelos regresaron a la primera del pabellón naranja con brillo y recorrido, y sin duda alguna es la mejor noticia de la temporada. Bienvenido príncipe, a la que nunca dejó de ser tu morada, la morada del talento.
En la foto el Vitamina (Sanchez).
1 comentario:
Para que luego los de la Nuclenor digan lo que quieran, pero los que realmente dejan huella son los Marco-Valvaterianos.
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